jueves, 6 de octubre de 2016

En el camino hacia el reconocimiento del hombre que habitó la cordillera de los Andes (tema que nos cita aquí), es preciso mencionar la presencia del pueblo mochica en Perú, pues, allí se encuentra un importante sitio a manera de Guaca (lugar arqueológico) la cual revela aspectos de dicho pueblo.
  
Aspectos a destacar:

El reino de Chimor  tuvo sus antecedentes en la cultura conocida como Moche, por el valle del mismo nombre, o Mochica, por la lengua prehispánica que se hablaba en el vecino departamento de Lambayeque. Esta cultura se desarrolló entre los siglos II y VIII D.C. a lo largo de 700 Km de costa, entre los valles de Piura y Huarmey. El centro de poder mochica de mayor importancia se encuentra en la margen izquierda del río Moche, a 8 km de Trujillo y lleva el nombre moderno de huacas del Sol y de La Luna. 

Lo anterior resulta importante para abordar el cuadro funerario que se encontró en Trujillo, la cual demuestra la complejidad del pueblo Mochica y ha sido denominado: El señor de Sipàn, a quien ocho personas lo acompañaron en su tránsito hacia el mundo inacabado en reconocimiento a su jerarquía. Son los restos del que podría ser el primer gobernante del antiguo Perú del que se reconoce su aspecto físico o lo que queda de él;  lleva éste un rostro de oro  dando posibilidad a otra imagen ya para la muerte y  lo que se desconoce de ella; tiene también sandalias en plata quizá como manifestación del ser superior frente a los demás terrenales.
 Hay mucho más que oro y demás piedras preciosas utilizadas para su entierro, es develar aspectos simbólicos que dan cuenta del pensamiento en dicho tiempo; el uso de ornamentos realistas pero a su vez simbólicos,  como es el caso del collar mitad de oro y mitad de plata, significativa representación de  la dualidad o bipartición del mundo, del día y de la noche, que bien puede ser la simple concreción de una idea, más esa idea conlleva al encuentro con el hombre y su entorno y es ese un aspecto enteramente disímil al del ser humano actual.


 Cercanos a la zona están otros entierros de personajes menos relevantes para la época (no tan fastuosos) que asimismo viajaban con formas que reflejan ideas de su contexto, todo ello es la manifestación del pasado que está latente. Así pues,  el misterio que circula en el aire de lugares como Guacas, se torna más evidente con el paso del tiempo, propenso es entonces el hombre a la confusión sobre lo que ve y le es ajeno.



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