En el
camino hacia el reconocimiento del hombre que habitó la cordillera de los Andes
(tema que nos cita aquí), es preciso mencionar la presencia del pueblo
mochica en Perú, pues, allí se encuentra un importante sitio a manera
de Guaca (lugar
arqueológico) la cual revela aspectos de dicho pueblo.
Aspectos a destacar:
El reino de Chimor tuvo sus antecedentes
en la cultura conocida como Moche,
por el valle del mismo nombre, o Mochica, por la lengua prehispánica que se
hablaba en el vecino departamento de Lambayeque. Esta cultura se desarrolló
entre los siglos II y VIII D.C. a lo largo de 700 Km de costa, entre los valles
de Piura y Huarmey. El centro de poder mochica de mayor importancia se
encuentra en la margen izquierda del río Moche, a 8 km de Trujillo y lleva el
nombre moderno de huacas del Sol y de La Luna.
Lo anterior resulta importante para
abordar el cuadro funerario que se encontró en Trujillo, la cual demuestra la
complejidad del pueblo Mochica y ha sido denominado: El señor de Sipàn, a quien ocho personas lo acompañaron en su tránsito
hacia el mundo inacabado en reconocimiento a su jerarquía. Son los restos del
que podría ser el primer gobernante del antiguo Perú del que se reconoce su
aspecto físico o lo que queda de él; lleva éste un rostro de oro
dando posibilidad a otra imagen ya para la muerte y lo que se desconoce
de ella; tiene también sandalias en plata quizá como manifestación del ser
superior frente a los demás terrenales.
Hay mucho más que oro y demás piedras preciosas
utilizadas para su entierro, es develar aspectos simbólicos que dan cuenta del
pensamiento en dicho tiempo; el uso de ornamentos realistas pero a su vez
simbólicos, como es el caso del collar mitad de oro y mitad de plata,
significativa representación de la dualidad o bipartición del mundo, del
día y de la noche, que bien puede ser la simple concreción de una idea, más esa
idea conlleva al encuentro con el hombre y su entorno y es ese un aspecto
enteramente disímil al del ser humano actual.
Cercanos
a la zona están otros entierros de personajes menos relevantes para la época
(no tan fastuosos) que asimismo viajaban con formas que reflejan ideas de su
contexto, todo ello es la manifestación del pasado que está latente. Así
pues, el misterio que circula en el aire de lugares como Guacas, se torna más evidente
con el paso del tiempo, propenso es entonces el hombre a la confusión sobre lo
que ve y le es ajeno.
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